El día en que el Mercosur y la Unión Europea unificaron sus acciones

09 de junio de 2014 El día en que el Mercosur y la Unión Europea unificaron sus acciones

A 15 años de iniciadas las negociaciones para lograr un acuerdo comercial, el bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay avanza con firmeza para concluir la oferta técnica.

Un mensaje para los europeos: "y un día, el lobo apareció en medio del rebaño y aunque el pastorcito gritó con todas sus fuerzas, nadie acudió en su ayuda. Las reiteradas bromas pidiendo auxilio ante un inexistente peligro habían limado su credibilidad". La moraleja del tradicional relato infantil bien podría aplicarse a la larguísima negociación comercial entre el Mercosur y la Unión Europea.

Avance.

"El proceso está en su última fase", aseveró hace algunos días el canciller brasileño Luiz Alberto Figueiredo, y hasta se animó a arriesgar que "la oferta estará lista en semanas, no meses".

La cuestión es que, a 15 años de iniciadas formalmente las conversaciones, con un enérgico relanzamiento político en 2010 y una nueva parálisis posterior, lo que prima es la desconfianza. ¿Qué cambió para que ahora el anuncio resulte creíble?

"No se trata de entusiasmo, sino de realismo", advierte Raúl Ochoa, quien fuera negociador oficial argentino en el bloque regional. "Ahora Argentina quiere terminar el asunto, avanzar en las negociaciones, básicamente, porque en las discusiones con Brasil se llegó a la conclusión de que es conveniente y de que los tiempos se acaban. El costo de no tener acuerdo es mayor que el de tenerlo", dice el experto. "El mundo está cambiando", agrega Ochoa, y los acuerdos comerciales hoy tienen amplios y diversos impactos en el desarrollo de un país. Como ejemplo, cuenta que en China se están instalando ocho ensambladoras de autos y que un hipotético acuerdo con la UE sería una gran herramienta de facilitación para inversiones de las terminales europeas en esta parte del mundo.

Clave política.

Por otro lado, los expertos consultados señalan datos políticos que no resultan menores. "Hay un apuro para avanzar en el acuerdo que tiene que ver con los cambios políticos que pueden darse en Europa. La verdad es que estamos en tiempo de descuento y por cuestiones comerciales y económicas, y oportunidad política, es muy importante que se firme", sentenció Ochoa.

La referencia tiene que ver con las recientes elecciones europeas. La prolongada crisis económica que afecta al bloque desde 2009 recrudeció el ánimo proteccionista y multiplicó las protestas de representantes de diversos sectores que sienten que un acuerdo comercial con el Mercosur o con Estados Unidos perjudicaría aún más a la golpeada economía europea y acrecentaría los ya elevados índices de desempleo.

Gustavo Idígoras, agregado agrícola argentino ante la UE durante cinco años y actual director de BIM (consultorías en agronegocios y bioenergías), no tiene dudas: "En el escenario actual, vamos indefectiblemente a un acuerdo, la incógnita es de qué tipo. El Mercosur ha hecho un gran esfuerzo en los últimos seis meses para llegar a una posición negociadora, alcanzar una propuesta y que Europa se tenga que sentar a negociar", dice.

¿En qué sustenta sus dichos? Idígoras explica que "la realidad más tangente y visible es que ahora el Mercosur hará una oferta que se acerca mucho al 90%, y eso es un cambio sustancial, ya que hasta ahora esa cifra rondaba 74%" (la cifra fue confirmada por fuentes del gobierno brasileño y paraguayo que participaron de la última reunión técnica en Venezuela).

Conocedor como pocos de las regulaciones europeas, pero especialmente del estilo negociador, Idígoras admite que la Comunidad Europea "sabe manejar muy bien la comunicación" y que tiene una habilidad especial para construir y mantener una reputación internacional en la que, sin importar de qué negociación se trate, aparece como "la parte que quiere avanzar. Nosotros -por el Mercosur- encima, nos peleamos y lo hacemos en público", dice.

Próximos pasos.

En ese sentido, el canciller de Brasil se encargó hace unos días de blanquear la situación: "Estamos en contacto con Europa para garantizar que en cuanto tengamos la oferta lista, ellos también la tengan, pero aún no la tienen. No sólo es un atraso del Mercosur".

El intercambio de ofertas estaba previsto para diciembre de 2013, pero la UE pidió postergarlo para enero de 2014. Luego, en enero, los europeos pidieron al Mercosur que clarificara qué países del bloque estaban participando de la negociación (se confirmó que participan los cuatro miembros originales: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; Venezuela queda afuera).

Según las estimaciones de Idígoras, el intercambio de ofertas podría concretarse en las próximas semanas, pero aclara que es necesario tener en cuenta que el proceso que se abre entonces (la consulta a los Estados miembro) no insumirá menos de seis meses y que para cerrar la negociación de modo definitivo puede necesitarse más de un año, ya que se trata de analizar más de 9000 posiciones arancelarias.

Presiones.

Welber Barral, ex secretario de Comercio Exterior de Brasil durante el gobierno de Lula da Silva, explica qué activó la negociación en Brasil, donde hasta hace poco tiempo la principal oposición venía del sector industrial -con la poderosa federación industrial (Fiesp) a la cabeza-, hoy transformada en uno de los principales motores pro acuerdo.

"En Brasil hay una importante presión derivada de la crítica a la política externa de Dilma Rousseff, que no ha sido capaz de firmar nuevos acuerdos", dice.

El titular de la Consultora Barral cree que un acuerdo con la UE sería importante para el Mercosur porque lo "obligaría a definir políticas regionales comunes y reglas institucionales más rígidas, ya que la imprevisibilidad de las políticas comerciales de los miembros en la última década dificultó la consolidación del bloque".

Lucio Castro, director del Área de Desarrollo Económico de Cippec (Centro de Políticas Públicas para el Crecimiento) de Argentina, es tajante: "Es la última negociación del Mercosur en varios sentidos porque es una negociación seria, con una región importante y que se puede cerrar".

Castro cree que un eventual fracaso "abre la puerta a una negociación bilateral UE-Brasil, lo que sería el certificado de defunción del Mercosur". Se refiere a la teoría de "las dos velocidades", que Brasil sugirió como alternativa para desempantanar las conversaciones el año pasado -y que Uruguay suscribió con gusto-. Consistía en un "escape legal" por el que luego de que ambos bloques completos firmaran el acuerdo marco, los socios del Mercosur podrían presentar sus listas y negociar de manera individual, con sus propios tiempos.

Coincidencias.

Más allá de la desconfianza y las suspicacias, todo parece indicar que "esta vez es diferente" y que las negociaciones marchan hacia buen puerto. Las reuniones técnicas avanzan y las declaraciones públicas por primera vez en mucho tiempo coinciden con lo que las partes dicen en privado.

Lejos de una visión idílica, queda claro que no es amor lo que acercó a las partes. Se trata, más bien, de factores compartidos de "espanto" (China y su avance en la región, en primer lugar; los eventuales cambios políticos de uno y otro lado que podrían entorpecer aún más las negociaciones o hasta decretar su deceso, y el avance de negociaciones como la de Estados Unidos-Unión Europea que "levantarían" los estándares para concluir futuros acuerdos, entre otras cosas).

El tiempo dirá si esta vez la historia escribe su final o si, una vez más, el pastor logró engañar a todos.

Fuente: http://www.elpais.com.uy