Los amarraderos y barcazas: temas de fácil solución.

24 de marzo de 2014 Los amarraderos y barcazas: temas de fácil solución.

Es evidente que Uruguay no entiende la línea de pensamiento argentina en el marco de las confrontaciones y Tettamanti no sale de su diskete en lo referente a la reducción del tamaño de los convoyes de barcazas, prohibir los transbordos de frutas argentinas por el puerto de Montevideo y abortar los amarraderos de barcazas en la isla La Paloma. Con estas tres medidas parece que ha emprendido una cruzada hacia la reconquista de la marina mercante desaparecida y aún la posible recuperación de la actividad portuaria perdida por transbordos a través de puertos de la pérfida Uruguay. No más transbordos por Montevideo y por Brasil permitiría a la Argentina dar el gran salto hacia un glorioso estallido de éxito económico.

Hagamos algunas precisiones: que los fruteros exportadores del sur argentino (Río Negro) continúen utilizando el puerto de Montevideo no depende de nuestros esfuerzos portuarios y diplomáticos sino de ellos mismos, que hagan como hace el Sunca en Uruguay.

En cuanto a las dimensiones del tamaño de los convoyes, debiera ser Paraguay, Bolivia y Brasil quienes lleven sus quejas a Buenos Aires, que al reducirles el volumen de las cargas por viaje les encarecen los costos y los tiempos, y lo mismo habría que decir de los amarraderos. Nos parece, además, que estos dos temas concretos son asuntos de la hidrovía y en consecuencia sería aconsejable que la Comisión Permanente de Transporte de la Cuenca del Plata (Cptcp) de la cual en lo personal somos "socios honorarios", debería llevar el tema al CIH o sea al Comité Intergubernamental de la Hidrovía que engloba a los cinco países, por lo menos para tratar los trenes de barcazas y amarraderos. Pero ocurre que el CIH no se reúne desde hace más de dos años y cuando lo hace no se discuten los temas de fondo, los temas importantes de la hidrovía. En realidad es un río, pues para constituirse en hidrovía le falta mucho, y no es por culpa del sector privado que continúa invirtiendo a pesar de todo y asumiendo todos los desafíos.

A esta altura nos preguntamos de qué forma Argentina se beneficiará, si, como dice Tettamanti, Uruguay firma el Acuerdo de Transporte Multilateral y recupera algunos de los transbordos de fruta. Somos curiosos, no entendemos el truco, ¿qué ventaja obtendría Argentina de Uruguay? Porque la verdad, no la vemos. Así que la interrogante es: ¿cuál es el cangrejo debajo de la piedra?

Seguridad.

En cuanto a la seguridad de la navegación por la hidrovía Paraguay-Paraná, en estos 20 años que se mueven los trenes de barcazas y sobre todo en los últimos 10, donde el tamaño de los trenes creció a 30 mil toneladas de granos o minerales por viaje, no tenemos ningún conocimiento de accidentes donde hayan participado barcazas, salvo algún rozamiento con las patas del puente General Belgrano (a la altura de Corrientes) y sí de numersos barcos varados sobre el río Paraná. Ahora mismo hay uno a la altura de Rosario que lo están alijando para sacarlo de su situación de no flotabilidad. Dicho sea de paso, hasta donde sabemos, las varaduras en el Paraná se producen con prácticos argentinos a bordo.

Los trenes de barcazas no utilizan los canales de navegación, no molestan a nadie. Ahora redujeron la eslora del convoy a 233 metros incluido el remolcador (por razones de seguridad), pero en cambio navegan barcos de 277 metros de eslora.

Cuando dos países están unidos por la historia y la hermandad, el tema de los amarraderos no puede durar más de media hora de conversaciones con las dos partes. Se reúnen los empresarios y las autoridades de Prefectura o de Hidrografía y asunto resuelto y con ello el tamaño de los convoyes. Por años hemos visto los trenes de barcazas por el rio Paraguay y Paraná amarrados a los árboles, sin ningún accidente. El tema no es que hace dos años hubo advertencia, si es que alguien recibió tales mensajes, y si fue formal o informal, sino cómo resolver los problemas pequeños. En realidad son dos problemas administrativos y no de gobierno, fáciles de resolver si ambos países tienen voluntad de hacerlo.

Nuestras dos preguntas finales: ¿por qué no hay soluciones desde hace años para los grandes problemas que nos enfrentan? ¿Por qué tampoco los hay para estos dos problemas tan pequeñitos?

En definitiva, ¿qué es lo que quiere Argentina de Uruguay? Porque la verdad, no somos tan ingenuos de creer que sean los amarraderos o las barcazas. Hay algo más y no lo sabemos.

A lo mejor Tettamanti tiene razón. Con nuestra mentalidad de hinchas futboleros y el vicio de culpar a los otros, no somos capaces de comprender la política de nuestros vecinos y no sabemos negociar. O el vacío que dejan unos, es el espacio que ocupan los más competentes o los más audaces.

Fuente: http://www.elpais.com.uy